“LA POLIS”
“Los distintos ámbitos espaciales de Grecia
presentaban las mismas características físicas: se trataba de tierras
montañosas y muy poco fértiles.
Es difícil medio geográfico contribuyó a
aislar a las distintas comunidades. De allí que la unidad de quienes hab¨[ itaron
el mundo griego fuera cultural y no política. En la antigüedad nunca existió
un estado que englobara a todos los
griegos, ni un país llamado “Grecia”. Fueron los romanos, siglos más tarde,
quienes llamaron “griegos” a los habitantes de las costas del mar Egeo.
Sin importar el dialecto que hablaron, los
griegos se llamaban a sí mismos helenos, ya que se consideraban descendientes
de un ser legendario de nombre Heleno (forma masculina adoptada por la diosa
luna Helen), por eso, la comunidad cultural que conformaron se conoce como
Hélade. Las palabras Hélade y heleno se hicieron corrientes durante el siglo
VIII a. C. La Hélade era entonces su
mundo cultural y no un Estado, ya que los griegos estaban organizados en
multitud de ciudades-estados o polis, Las polis eran independientes y, a
menudo, rivales entre sí.
Sin embargo, la fragmentación que caracterizó
a la Hélade no se explica del todo por su geografía. Sin duda incluía algo no
menos importante que los
condicionamientos geográficos; la convicción de los griegos de que la polis, la
ciudad, era la única estructura adecuada para la vida civilizada. Como afirma
Aristóteles en su obra LA POLÍTICA “la
Polis fue la Patria de los Griegos”.
El
paisaje Griego.
“[…]Extranjero,
te encuentras en la comarca más deliciosa de la tierra […] donde los árboles cargados de frutas diversas, nada temen ni
al sol ni a los vientos tempestuosos […]. Crece aquí, cual yo nunca lo he oído […],
el árbol que nunca envejece […], florece muy bien en esta tierra el olivo, de
azulado follaje […], lo defienden el ojo de Zeus protector, y la de los
brillantes ojos, Atenea […]”.
Sófocles,
Edipo en Colono.
G. Glotz. La
ciudad griega.
“[…] Vayamos por el campo, por terrenos
cultivados por el hombre […] te enseñaré el camino que sube a la ciudad, que
está cercada por alto y torreado muro y tiene a uno y otro lado un hermoso
puerto de boca estrecha a donde son conducidas las embarcaciones, pues hay un
lugar seguro para todas. Cerca de un magnífico templo de Neptuno, se halla el ágora
[…] Hallarás junto al camino, un hermoso bosque de álamos, en el cual mana una
fuente y a su alrededor se encuentra un prado allí tiene mi padre una viña
floreciente […]”.
Homero. La
Odiesea.
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